Skies of Desire
Los Cielos del Deseo
Libro digital
2020
E-book
These pictures were taken between March 22nd and July 17th, 2020.
Argentina; Buenos Aires; Parque Centenario. 34°36’S, 58°22’O. This city is far beneath the Equator.
March. Summer already coming to its end, but then the COVID-19 pandemic reaches Argentina and thus begins what we have naively thought it would be a limited quarantine. A new, unheard of way of experiencing time now starts prevailing, both eternal and at a constant standstill. Locked down in a ghostly city, as our daily routines are constantly disrupted and muddled by this situation, we seek to concentrate in whatever appears to be essential and worthwhile staring at. Before temperatures started dropping at the beginning of winter, my building’s roof deck became as a safe-passage to consolation and relief. As in any of these large cities, any a mere glimpse at piece of sky, a sparkle of sunlight and an eye gaze able to rest to the horizon becomes a rare privilege. Though there they are, for certain, the usual grey days, some others are euphoric or enlightening, while these ones are peaceful, these others are stormy and lowering, or vigorously erotic or nostalgic and oppressive, the ancient, everlasting loop of light and darkness remains intact. In uncertain times such as these, being able to stare at the skies and its pompous dramaturgy brings a certain sense of calm.
Libro digital
Las fotos se realizaron entre el 22 de marzo y el 5 de julio de 2020.
Argentina; Buenos Aires; Parque Centenario. Latitud 34°3’S y longitud 58°22’O. Estamos en una ciudad bien al sur de la línea del Ecuador.
En el mes de marzo, finalizando el verano, la pandemia del COVID19 llega al país y comienza lo que, ingenuamente, supusimos sería una limitada cuarentena. Se instala ahora una nueva manera de vivenciar el tiempo: eterno y detenido a la vez. Encerrados en una metrópoli fantasmagórica, con los hábitos trastocados y perturbados por la situación, fijamos la vista y la atención en lo que nos parece, merece la pena. Hasta que las temperaturas bajaron al comienzo del invierno, la terraza de mi edificio funcionó como un salvoconducto al consuelo. En las grandes ciudades, un pedacito de cielo, un par de rayos de sol y una mirada que pueda descansar en el horizonte, son casi un privilegio. Aunque hay días grises, otros eufóricos, esclarecedores, pacíficos, más tormentosos, vigorosamente eróticos, nostálgicos y abrumadores, el loop ancestral de luz y oscuridad sigue intacto. Trae cierta calma observar la dramaturgia del cielo en tiempos tan definidos por la incertidumbre.
